Con sorpresa, recibí la tercera nominación a un Liebster de estos últimos días. Los dos primeros me fueron ofrecidos por Ava de «Ava y el Sexo» y el segundo vino de la mano de Soy.LaParka. Agradecí (y agradezco) estas dos nominaciones y hace un par de días, Gina Adrea (De lo cotidiano y lo poético) me ha sorprendido con el tercero.
Después de haber nominado a once blogs y haber respondido dos cuestionarios, se me hace muy cuesta arriba el hecho de volver a elegir once nominados, así que voy a limitarme a contestar el cuestionario elaborado por Gina, que por cierto me parece espléndido. Mil gracias, Gina Andrea, preguntas como estas me ayudan a conocerme un poco más-
- Si pudieras tomarte un año sabático solo para escribir en cualquier lugar del mundo, en donde lo harías y por qué?
Pues lo primero, no creo que me tomase ese año solo para escribir, ya que yo soy músico y lo que echo más en falta en mi vida es tranquilidad para componer. Por supuesto, la escritura es otro de mis grandes placeres. Hay muchos sitios a donde me gustaría irme un año, empezando por Granada (Andalucía, al sur de España), New York, Sidney o alguna otra ciudad australiana, muchos sitios de Sudamérica, México, Alaska… El problema es que en cualquiera de estos sitios los estímulos serían tantos y tan nuevos, que me distraería mucho de mi objetivo principal (escribir y componer). Vivo en un sitio privilegiado, en el que estoy en contacto estrecho con la naturaleza, a la vez que bastante cerca de Madrid para escaparme en cualquier momento a ver cine, teatro, exposiciones… así que creo que me quedaría en casa con mis libros, mis discos y mis fantasmas.
- Cita el fragmento del libro mas inolvidable que has leído?
(…)
Los ocupantes del departamento volvieron las cabezas. Forcejeaba, jadeante, un hombre en la puerta. El jadeo se intensificó. Dos de los hombres del departamento le ayudaron a pasar la cesta y la maleta de cartón atada con una cuerda. El hombre se apoyó en el marco y contempló a los viajeros. Tenía una mirada lenta, reflexiva, rastreadora. Sus ojos, húmedos y negros como limacos, llegaron hasta su cesta y su maleta, colocadas en la redecilla del portamaletas, y descendieron a los rostros y a la espera, antes de que hablara. Luego se quitó la gorrilla y sacudió con la mano desocupada su blusa.
-Salud les dé Dios -dijo, e hizo una pausa-. Ya no está uno con la edad para andar en viajes.
Pidió permiso para acercarse a la ventanilla y todos encogieron las piernas. La mujer mayor suspiró protestativamente y al acomodarse se estiró buchona.
-Perdone la señora.
Bajo la ventanilla, en el andén, estaba una anciana acurrucada, en desazonada atención. Su rostro era apenas un confuso burilado de arrugas que borroneaba las facciones, unos ojos punzantes y unas aleteadoras manos descarnadas.
-¡María! -gritó el hombre-. Ya está todo en su lugar.
-Siéntate, Juan, siéntate -la mujer voló una mano hasta la frente para arreglarse el pañuelo, para palpar el sudor del sofoco, para domesticar un pensamiento -. Siéntate, hombre.
-No va a salir todavía.
-No te conviene estar de pie.
-Aún puedo. Tú eres la que debías…
-Cuando se vaya…
-En cuanto llegue iré a ver a don Cándido. Si mañana me dan plaza, mejor.
-Que haga lo posible. Dile todo, no dejes de decírselo.
-Bueno, mujer.
-Siéntate, Juan.
-Falta que descarguen. Cuando veas al hijo de Manuel le dices que le diga a su padre que estoy en la ciudad. No le cuentes por qué.
-Ya se enterará.
-Cuídate mucho, María. Come.
-No te preocupes. Ahora, siéntate. Escríbeme con lo que te digan. Ya me leerán la carta. ..
-Lo haré, lo haré. Ya verás cómo todo saldrá bien..
El hombre y la mujer se miraron en silencio. La mujer se cubrió el rostro con las manos.. Pitó la locomotora. Sonó la campana de la estación. El ruido de los frenos al aflojarse pareci6 extender el tren, desperezarlo antes de emprender la marcha.
-¡No llores, María! -gritó el hombre-. Todo saldrá bien.
-Siéntate, Juan, -dijo la mujer confundida por sus lágrimas.-Siéntate, Juan -y en los quiebros de su voz había ternura, amor, miedo y soledad.
El tren se puso en marcha. Las manos de la mujer revolotearon en la despedida. Las arrugas y el llanto habían terminado de borrar las facciones.
-Adiós, María.
Las manos de la mujer respondían al adi6s y todo lo demás era reconcentrado silencio. El hombre se volvi6. El tren rebasó e1 tinglado del almacén y entró en los campos.
-Siéntese aquí, abuelo -dijo el hombre de la bota, levantándose.
La mujer mayor estiró las piernas. La joven bajó la cortina de hule. El hombre que había hablado de la guerra sacó una petaca oscura, grande, hinchada y suave como una ubre.
-Tome usted, abuelo. La mujer mayor se abanicó de nuevo con la revista cinematográfica y preguntó con inseguridad.
-¿Las cosechas son buenas este año?
El hombre que no había hablado a las mujeres, que solamente había participado de la invitación al vino y de las hablas del campo, miró fijamente al anciano, y su mirada era solidaria y amiga. La joven decidió los prólogos de la intimidad compartida.
-¿Va usted a que le operen? Entonces el anciano bebió de la bota, aceptó el tabaco y comenz6 a contar. Sus palabras acompañaban a los campos.
-La enfermedad…, la labor…, la tierra…, la falta de dinero…; la enfermedad.., la labor…, la tierra…; la enfermedad…, la labor…; la enfermedad… La primera vez, la primera vez que María y yo nos separamos…
Sus años se sucedían monótonos como un traqueteo.
(Ignacio Aldecoa, “La despedida”)
- Cuál es el reto más grande con el que te enfrentas a la hora de escribir tu blog?
La verdad es que no lo vivo como un reto, solo escribo cuando tengo algo que contar atrapado en la boca del estómago y entonces, al darle alas, la historia surje normalmente sola. No soy del tipo de escritor atormentado. Esa sensación se la llevan mis canciones.
- Cuál es tu post favorito? Puedes regalarnos un fragmento?
Es difícil elegir uno… Me viene a la cabeza este post, que siento muy vigente ahora mismo: “Bajo el cielo de la tarde” https://felixbotana.wordpress.com/2013/03/02/bajo-el-cielo-de-la-tarde/
(…)El inmenso pulmón de la naturaleza, me ofrece aire renovado. En cada inhalación, penetran en mi organismo los mismos átomos de oxígeno que un día alimentaron a Gandhi, Mahoma, Hitler, Shakespeare, Budha, el tendero de la esquina o el último búfalo de las praderas norteamericanas. Yo a mi vez, devuelvo a la naturaleza el mismo aire cargado de dióxido de carbono. Lo que para mi son los desechos que mis células han vertido en mi torrente sanguíneo para ser expulsadas más tarde a través de los pulmones, en las plantas resulta ser un alimento vital y a su vez, estas plantas desechan el oxígeno que a mi me alimenta y da vida. (…)
- En qué momento descubriste tu pasión por la escritura?
Pues hace bastante poco tiempo. Siempre he sido un lector asiduo y he escrito canciones, pero el placer de escribir lo he descubierto gracias a este blog, con el que llevo diez meses.
- Cuál es tu intención al escribir un blog?
La simple y pura expresión de lo que me ronda el Alma.
- Si pudieses escribir una novela sobre un pasaje de tu vida, cual escogerías?
No me lo había planteado… Soy poco nostálgico, creo que escribiría sobre ahora mismo (de hecho, es más o menos lo que hago).
- ¿De dónde suele llegarte la inspiración? ¿Tienes algún truco o haces algo específico para inspirarte?
Medito todos los días (o al menos lo intento) y de ahí surgen muchas cosas. Fay un libro precioso de David Linch, el cineasta, que habla del acto creativo y su relación con la meditación. Se llama, si no recuerdo mal, “Pescar el pez dorado”. En él, sostiene la tesis de que los peces más valiosos, los más grandes, se pescan en las aguas profundas de alta mar. De la misma forma, la vía más directa para pescar las ideas valiosas, es bucear en las aguas más profundas de nuestro Ser a través de la meditación.
- A qué autor nominarías para el Premio Nobel de Literatura?
No estoy muy al tanto de la literatura contemporánea, suelo leer más clásicos. Me encantaría ver a alguien como Eduardo Galeano, solo por escuchar un discurso políticamente incorrecto y sentir cómo se incomodan ciertos culos en sus asientos.
- Tu personaje favorito de algún libro?
Puede parecer muy previsible, pero me quedo con El Quijote.
- ¿Hay alguna costumbre o factor externo que necesites o suelas utilizar a la hora de escribir?
En invierno, un Te o una infusión en una tetera humeante. En verano… un Te o una infusión también humeante. A la hora de escribir suelo necesitar silencio, pero antes necesito escuchar música y selecciono la que va a acompañar el post al final de este.
De nuevo, Gina Andrea, te agradezco infinitamente estas preguntas y tu premio, que atesoraré con muchísimo cariño.
Saludos, besos y abrazos.